El uso temprano y excesivo de los dispositivos digitales infantiles puede tener ciertos beneficios, pero también conlleva riesgos, como la «sobrecarga cognitiva», que puede afectar la atención, los procesos de aprendizaje o el desarrollo del lenguaje, entre otros, según un estudio titulado «El uso de dispositivos digitales y el desarrollo cognitivo del niño: explorando sus efectos sobre las habilidades cognitivas».
Cuando los dispositivos se utilizan en exceso para entretenimiento, como ver videos o jugar juegos no educativos, pueden contribuir a la sobrecarga cognitiva, dificultando así el desarrollo de procesos de memoria. Esta sobrecarga es especialmente perjudicial durante las etapas tempranas del desarrollo, donde se establecen las habilidades cognitivas fundamentales de aprendizaje», advierten los autores del estudio consultados por Europa Press.
El informe, preparado por Vicente Javier Clemente-Suárez, Ana Isabel Beltrán-Velasco, Silvia Herrero-Roldán, Stephanie Rodríguez-Bester, Ismael Martínez-Guardado, Alexandra Martín-Rodríguez y José Francisco Tornero-Aguiler, analiza los efectos positivos y negativos de las tecnologías digitales en las funciones cognitivas, el desarrollo cerebral y el comportamiento. Los investigadores provienen de diferentes universidades como la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), la Universidad Europea, la Universidad de Nebrija, Unie y la Universidad de Costa (CUC).
Las conclusiones del estudio muestran que el impacto del uso de dispositivos no es uniforme, ya que factores como la edad, el sexo y los niveles socioeconómicos pueden modular sus efectos.
Por ejemplo, se destaca que aunque ciertas tecnologías pueden mejorar las funciones ejecutivas y el rendimiento académico al fomentar la participación y la motivación de los estudiantes, su uso excesivo puede generar distracciones, afectar el enfoque y reducir el rendimiento.
«El contenido educativo concebido para ser interactivo y promover el pensamiento crítico y la resolución de problemas puede apoyar el desarrollo cognitivo. Por el contrario, el consumo de contenido pasivo, como ver videos durante largos períodos o interactuar con aplicaciones demasiado estimulantes, no contribuye de manera similar e incluso puede dañar la capacidad cognitiva y el desarrollo de la función ejecutiva», especifican los autores del informe.
Problemas de sueño y comportamientos disruptivos
Otros efectos negativos, según la investigación, incluyen una disminución en la atención sostenida, interrupciones en los patrones de sueño y, en casos extremos, comportamientos disruptivos.
Los mismos mecanismos que pueden mejorar ciertas habilidades cognitivas también pueden llevar a resultados negativos. La exposición prolongada a la multitarea basada en pantallas puede sobrecargar la capacidad cognitiva del cerebro, lo que resulta en una reducción de la eficiencia de los circuitos neuronales involucrados en el pensamiento y la atención sostenida y concentrada, enfatizan desde un punto de vista neurofisiológico.
Por otro lado, en términos de conocimiento social, los investigadores observan una dualidad: los dispositivos digitales pueden fomentar la colaboración y la empatía, pero también pueden causar aislamiento social y dificultades en la interacción cara a cara.
La hipótesis sugiere que el tiempo frente a la pantalla podría reemplazar actividades cognitivas beneficiosas como la lectura y la interacción, lo que podría resultar en posibles retrasos en el desarrollo», agregan.
Además, enfatizan que el uso excesivo de dispositivos digitales puede prevenir habilidades como el lenguaje y la resolución de problemas, mientras que un uso controlado e intencional puede fomentar la creatividad y habilidades cognitivas específicas.
Específicamente, los investigadores advierten sobre los efectos adversos en los niños más pequeños, ya que «la sobrecarga cognitiva es particularmente dañina en las primeras etapas de desarrollo, donde se establecen habilidades cognitivas fundamentales de aprendizaje».
La primera infancia es un período de rápido desarrollo cerebral, y el exceso de tiempo frente a las pantallas en estos años formativos puede tener consecuencias duraderas», advierten, citando la recomendación de la Academia Americana de Pediatría de evitar el uso de pantallas antes de los 18 meses, excepto para videollamadas, y limitar a un día de programación de alta calidad para niños de 2 a 5 años.
Retrasos en el desarrollo del lenguaje
Además, advierten sobre los efectos negativos de las pantallas cuando el tiempo frente a ellas reemplaza actividades como el juego físico, el aprendizaje interactivo y las interacciones sociales cara a cara, lo cual puede impedir el desarrollo de habilidades cognitivas críticas. Por ejemplo, señalan que la investigación ha demostrado que «el tiempo excesivo frente a la pantalla está asociado con retrasos en el desarrollo del lenguaje, especialmente en los niños pequeños».
Por lo tanto, recomiendan «equilibrar el contenido, el contexto y la duración del uso de dispositivos» para aprovechar los beneficios de la tecnología y, al mismo tiempo, mitigar los riesgos asociados con la sobrecarga cognitiva y el posible deterioro de las funciones cognitivas esenciales. También subrayan la importancia de la mediación de los padres.
Entre otros consejos para padres y escuelas, proponen: promover un uso equilibrado de dispositivos digitales; seleccionar contenido educativo adecuado para la edad; participar activamente en las actividades digitales de los niños; monitorear y guiar; fomentar una buena higiene digital; capacitar a los maestros sobre el uso efectivo de pantallas en el aula; educar a los niños sobre la seguridad en línea y el uso responsable de la tecnología; y combinar métodos de enseñanza tradicionales con recursos digitales.
En conclusión, los autores del estudio señalan que «los dispositivos digitales ofrecen valiosas oportunidades para el desarrollo cognitivo y educativo, pero su uso debe ser regulado cuidadosamente para evitar efectos adversos en el desarrollo cognitivo, psicológico y social». Añaden que se necesita más investigación para comprender su impacto a largo plazo.