Un equipo de investigación internacional liderado por la Universidad de California, Irvine (EE.UU.) ha descubierto un nuevo tejido óseo con propiedades similares a las del material del plástico de burbujas, que ofrece grandes posibilidades para el desarrollo de la medicina regenerativa y de los tejidos vivos.
La mayor parte del cartílago depende de una matriz extracelular externa para su resistencia, pero el lipocartílago, que se encuentra en los oídos, la nariz y la garganta de los mamíferos, está especialmente lleno de células llenas de grasa llamadas lipocondrocitos, que proporcionan un soporte interno súper estable, lo que permite que el tejido se mantenga estable. suave y elástico.
El estudio, publicado en la revista Science, describe cómo las células de lipocartílago crean y mantienen sus propias reservas de lípidos manteniendo un tamaño constante. A diferencia de los adipocitos normales, los lipocondrocitos nunca se encogen ni se expanden en respuesta a la disponibilidad de alimentos.
«La elasticidad y estabilidad del lipocartílago le confieren flexibilidad y elasticidad perfectas para partes flexibles del cuerpo como los lóbulos de las orejas o la punta de la nariz, lo que abre posibilidades interesantes en la medicina regenerativa y la ingeniería de tejidos, especialmente para defectos o lesiones faciales». dijo Maksim Plikus, autor del artículo y profesor de biología celular y del desarrollo en la Universidad de California, Irvine.
Así, el experto explicó que actualmente la reconstrucción del cartílago suele requerir la extracción de tejido de la costilla del paciente, procedimiento que puede resultar doloroso e invasivo.
«En el futuro, los lipocondrocitos específicos de cada paciente podrían derivarse de células madre, purificarse y utilizarse para fabricar cartílago vivo adaptado a las necesidades individuales. Con la ayuda de la impresión 3D, estos tejidos artificiales podrían moldearse para que se ajusten con precisión, ofreciendo nuevas soluciones de tratamiento. defectos de nacimiento, traumatismos y diversas enfermedades del cartílago”, dijo Plikus.
LA IMPORTANCIA DE LOS LÍPIDOS
Dr. Franz Leydig reconoció por primera vez los lipocondrocitos en 1854, cuando notó la presencia de gotas de grasa en el cartílago de las orejas de las ratas, un descubrimiento olvidado hasta ahora. Utilizando herramientas bioquímicas modernas y métodos de imágenes avanzados, los investigadores de UC Irvine han caracterizado de manera integral la biología molecular, el metabolismo y el papel estructural del lipocartílago en los tejidos esqueléticos.
También descubrieron el proceso genético que suprime la actividad de las enzimas que descomponen las grasas y reduce la absorción de nuevas moléculas de grasa, bloqueando así las reservas de lípidos de los lipocondrocitos. Cuando se le quitan los lípidos, el lipocartílago se vuelve rígido y quebradizo, lo que subraya la importancia de sus células grasas para mantener la combinación de durabilidad y flexibilidad del tejido. Además, el equipo notó que en algunos mamíferos, como los murciélagos, los lipocondrocitos se ensamblan en formas intrincadas, como crestas paralelas en sus orejas de gran tamaño, lo que puede mejorar la agudeza auditiva al modular las ondas sonoras.
«Descubrir la biología lipídica única del lipocartílago desafía las viejas suposiciones de la biomecánica y abre las puertas a innumerables oportunidades de investigación», dijo el autor principal del estudio, Raúl Ramos, investigador postdoctoral en el Laboratorio Plikus de Biología Regenerativa y del Desarrollo.
«En el futuro, podremos comprender mejor cómo los lipocondrocitos mantienen su estabilidad a lo largo del tiempo y los programas moleculares que gobiernan su forma y función, así como comprender mejor los mecanismos del envejecimiento celular. Nuestros hallazgos resaltan la versatilidad de los lípidos más allá del metabolismo y sugieren nuevas formas de aprovechar sus propiedades en la ingeniería de tejidos y la medicina», concluyó.