Las relaciones sexuales son un aspecto fundamental en la vida de las personas, pudiendo influir profundamente en su bienestar y desarrollo social. La ausencia de relaciones íntimas puede tener repercusiones en la salud mental y en la generación de conductas problemáticas. En este sentido, la asexualidad, es decir, la falta de interés en mantener relaciones sexuales a lo largo de la vida, puede considerarse un indicador de la aptitud evolutiva, ya que la falta de actividad sexual puede ser desfavorable para el éxito reproductivo.
Un estudio realizado por investigadores del Centro Médico Universitario de Ámsterdam ha arrojado luz sobre este tema. El estudio, publicado en la revista científica ‘PNAS’, analizó datos de más de 400.000 británicos de entre 39 y 73 años para identificar los factores que contribuyen a la asexualidad, tanto de forma voluntaria como involuntaria.
Uno de los hallazgos más destacados fue que aproximadamente el 1% de los participantes declaró no haber tenido nunca relaciones sexuales. Este grupo de personas mostró ciertas características comunes, como un mayor nivel educativo y un menor consumo de alcohol y drogas. Además, se observó que los hombres asexuales tienden a vivir en regiones con una mayor proporción de hombres y en zonas con mayor desigualdad de ingresos, lo que puede influir en su dificultad para encontrar pareja.
Los investigadores también exploraron posibles factores genéticos relacionados con la asexualidad. Se encontró que alrededor del 15% de las diferencias en la asexualidad entre personas en etapas posteriores de la vida podían explicarse por miles de variantes genéticas con efectos muy pequeños. Además, se identificó una variante genética que se volvió cada vez más rara a lo largo de la evolución reciente, posiblemente debido a que las personas que no mantienen relaciones sexuales no se reproducen.
En cuanto al bienestar psicológico, se observó que los asexuales, especialmente los hombres, presentan niveles más altos de nerviosismo, infelicidad, soledad y una menor sensación de sentido vital. También se encontraron correlaciones genéticas positivas entre asexualidad y autismo, así como asociaciones con menor fuerza física y uso de gafas desde la infancia en hombres asexuales.
En resumen, la asexualidad es un fenómeno complejo que puede estar influenciado por una combinación de factores biológicos, sociales y genéticos. Este estudio proporciona información valiosa sobre las características y posibles causas de la asexualidad, destacando la importancia de abordar este tema desde una perspectiva multidisciplinaria.
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