La procrastinación es un fenómeno común que afecta a muchas personas en su día a día. Según Silvia Morales, psicóloga, procrastinar proviene de no saber lidiar con la incomodidad que sentimos al momento de hacer algo, y puede estar incentivada por diversos factores emocionales y psicológicos, como el miedo al fracaso, la ansiedad, la depresión, la falta de ilusión o el perfeccionismo.
Morales señala que la procrastinación no es simplemente flojera o pereza, sino una respuesta del cerebro para evitar el malestar, activando el sistema de recompensas inmediatas. Esta respuesta tiene una explicación científica, ya que la amígdala, encargada del control del miedo y la ansiedad, se sobre activa cuando percibimos algo como una amenaza, mientras que la corteza prefrontal, encargada de controlar los impulsos, se desactiva, llevando al cerebro a buscar actividades fáciles y placenteras.
Para hacer frente a la procrastinación, Morales sugiere algunas pautas de organización, como dividir las tareas en pequeños pasos, establecer plazos, eliminar distracciones como las redes sociales, y comenzar las tareas a pesar de la falta de ganas. También destaca la importancia de cambiar de ambiente, mantenerlo organizado y dejar de creer en pensamientos limitantes.
Es fundamental, según la psicóloga, encontrar el propósito o sentido de la vida, hacer aquello que nos ilusiona y nos hace sentir felices, aunque implique esfuerzo y obligarnos a nosotros mismos a realizarlo. Después del esfuerzo, llega la ilusión y la motivación, evitando así caer en la inoperancia, la apatía o la desgana asociadas a la procrastinación. En definitiva, la clave está en buscar la motivación interna y el propósito personal para superar la procrastinación y llevar una vida más plena y satisfactoria.
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