Estrés o ansiedad: diferencias y manejo adecuado

Estos y otros puntos clave intentarán aclararlos en este informe de Europe Press Infosalus Silvia Vidal, psicóloga criminal y de la salud, especializada en el tratamiento de la ansiedad y el estrés, mejor conocida como @Queridaneurona con motivo de la publicación de su libro «Abrazo sus miedos» (MR).

¿Qué es realmente la ansiedad?

Básicamente, la ansiedad es una reacción fisiológica que nuestro cuerpo tiene cuando percibe una posible amenaza. «Por lo tanto, no tiene mucho sentido querer eliminarla si no sabemos qué tipo de peligro detectamos. Es una reacción fisiológica que nos advierte de una amenaza», advierte.

Con este experto distinguimos lo que sería «Ansiedad adaptativa», algo que nos protege del peligro y nos prepara para enfrentarlo, de La «ansiedad patológica» que nos abruma y limita.

«Antes de un examen, presentación o entrevista, o cuando estamos a punto de cruzar un límite, aparece cuando no debería, por ejemplo, cuando estoy en el sofá de mi casa y de repente siento que hay peligro», dice Silvia Vidal.

Por lo tanto, esta ansiedad se convierte en un trastorno cuando la reacción fisiológica natural de la ansiedad no nos protege del peligro, sino que nos aplasta constantemente y se vuelve desadaptativa.

Síntomas comunes de la ansiedad:

Por otro lado, enfatiza que existen Varios tipos de síntomas de ansiedad:

· Cognitivos, relacionados con el pensamiento. Algunas personas experimentan gran ansiedad sin tener taquicardia, pero tienen pensamientos constantes relacionados con el aprendizaje, la atención y el lenguaje; sufren de pensamientos intrusivos que los confunden y no les permiten concentrarse; preocupación excesiva por todo lo que pueda suceder; miedo a la evaluación negativa de los demás; reducción en la capacidad de concentración, ya que tienen tantos pensamientos que su mente va demasiado rápido; falta de memoria; dificultad para tomar decisiones; anticipación de situaciones negativas que puedan ocurrir en una mente inquieta.

· Fisiológicos, los que se sienten en el cuerpo. Cuando hay un aumento en la actividad del sistema nervioso, se experimenta taquicardia, dificultad para respirar, tics nerviosos, sensación de agotamiento, boca seca, bruxismo, tensión muscular, dolor corporal, temblores; y problemas gastrointestinales como dolor abdominal, náuseas, mareos, pérdida de apetito o dolor en el pecho.

· Emocionales, consecuencia de cómo nos sentimos emocionalmente. Sentirse irritado, saltar a la mínima provocación, asustarse fácilmente, nerviosismo, cambios de humor, impaciencia y luego apatía, «porque está cansado de tener tantos síntomas que al final el cuerpo dice que se detiene aquí».

· Conductuales, relacionados con la acción o el comportamiento. Caminar de un lado a otro, morderse las uñas, mover los pies ansiosamente, tocarse las manos, juguetear con los dedos, morderse el labio, ir constantemente al refrigerador en busca de comida y luego dar vueltas en la cama.

¿Cuáles son los principales desencadenantes de la ansiedad?

Silvia Vidal también destaca los desencadenantes de la ansiedad que dependen de la persona y de su historia personal, haciendo hincapié en que el primero está relacionado con los miedos.

Luego menciona experiencias estresantes o traumáticas, «porque el cuerpo detecta que hay peligros»; así como el miedo, por ejemplo, a enfermarse; también la presencia de figuras de autoridad con miedos; «El estrés es un gran desencadenante de la ansiedad»; situaciones dolorosas como el duelo, discusiones familiares o cualquier conflicto; falta de amigos y una red de apoyo; falta de cuidado personal; y autocrítica y perfeccionismo.

Está en manos de cada uno controlarlo

Sí, podemos aprender a manejar la ansiedad y vivir sin esa ansiedad que nos limita, pero esta ansiedad adaptativa que se activa frente al peligro es innata. Debido a que sobrevivimos como especie, se activa en situaciones importantes de forma inevitable; sin embargo, si se vuelve inapropiada, podemos aprender a manejarla y, a través de la terapia, por ejemplo, reducir sus síntomas e incluso desactivarla», afirma este psicólogo forense.

¿Qué relación tiene la ansiedad con el estrés?

Ambas son reacciones fisiológicas de nuestro cuerpo para adaptarnos o ayudarnos a enfrentar una amenaza, según este especialista en manejo de la ansiedad y el estrés.

Enfatiza que ambas se activan en el cuerpo: «A menudo nos confundimos y creemos que tenemos ansiedad cuando en realidad tenemos estrés, pero son completamente diferentes. Tienen aspectos en común, pero también tienen muchas diferencias, y su forma de manejo es diferente; el estrés está más relacionado con la sensación de abrumamiento y de no ser capaz de alcanzar ciertas metas; mientras que la ansiedad está más relacionada con el miedo.

Guías para gestionarlos

Finalmente, le pedimos a Silvia Vidal que nos brinde una serie de Guías para manejar tanto la ansiedad como el estrés e indica lo siguiente:

1. Detectar lo que está sucediendo, si se trata de ansiedad o estrés; Dedica 10 minutos al día a mirar hacia adentro y reflexionar sobre lo que te preocupa.

2. Revisar las tareas emocionales de auto-cuidado. ¿Cómo te cuidas emocionalmente y si permites que tus emociones se expresen, en lugar de reprimirlas, y escuchas a tu cuerpo?

3. Aprender a relacionarse con tus pensamientos. No se trata de lo que pensamos sobre el problema, sino de cómo interactuamos con esos pensamientos; para esto puede ser útil escribir en un papel todo lo que piensas antes de dormir.

4. En el caso específico de una ansiedad muy elevada, presta atención a tus pensamientos y utiliza la técnica de la hoja y el río: «Escribe tus pensamientos en un papel y luego imagina que lo dejas en un río, suéltalo y visualiza cómo la hoja se aleja con esos pensamientos, obsérvalos sin juzgar ni criticarlos».

5. Revisar tu lenguaje interno y tu autocrítica, y trabajar en ello. Observa qué tipo de lenguaje interno utilizas, si te criticas por tus errores o si tratas de ser compasivo contigo mismo y aprender de ellos.

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