Este experto indica que en los países occidentales, los objetos que los niños ingieren con mayor frecuencia son las monedas, así como juguetes, joyas, imanes y botones.
Aproximadamente la mitad de los niños que se tragan un objeto no presentan síntomas al llegar a emergencias; sin embargo, a veces pueden experimentar problemas respiratorios como tos, ruidos al respirar o dificultades para respirar, así como síntomas digestivos como babeo, náuseas, vómitos o dolor abdominal.
Nunca se debe inducir el vómito, ya que podría provocar que el objeto pase de la ruta digestiva a la respiratoria, causando asfixia en el niño. En estos casos, se recomienda acudir a un centro de salud para que un profesional evalúe la situación y determine si se requiere algún tratamiento o pruebas complementarias.
Si un niño se ha tragado un objeto y muestra signos de asfixia, se debe realizar la desobstrucción de las vías respiratorias de inmediato y acudir al servicio de emergencia, según indica el Dr. Vázquez.
En caso de ingestión de un cuerpo extraño, es fundamental que sea evaluado por un profesional de la salud para determinar el tipo de objeto, la necesidad de observación del niño solo, la realización de pruebas complementarias o la extracción del objeto si es necesario.
El Presidente de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas recomienda que, en caso de ingestión de un cuerpo extraño como una moneda, mármol o chicle, y si el niño no presenta síntomas, se acuda a un centro de salud para una observación y vigilancia, regresando a emergencias si aparecen signos de alarma.
Si el niño ha tragado una moneda, se realizará una radiografía para detectar su ubicación. En caso de síntomas, se evaluará la extracción del objeto mediante endoscopia o, en casos raros, cirugía.
Si el niño ha ingerido un imán, considerado un cuerpo extraño peligroso, aún sin síntomas, debe acudir de inmediato a emergencias pediátricas.
Las pilas con botones son objetos tóxicos comunes ingeridos por niños, ya que pueden dañar el tracto digestivo. En estos casos, es importante acudir de inmediato a emergencias para determinar la ubicación y tamaño del objeto, y realizar pruebas como radiografías, endoscopias o extracciones quirúrgicas si es necesario.
El Dr. Vázquez señala que el 90% de los objetos ingeridos por niños son expulsados espontáneamente y solo el 1% requiere cirugía. En casos donde se requiere cirugía, suele ser debido a la clínica del niño y a la ubicación del objeto en el tracto digestivo.
La prevención es fundamental en estos casos, especialmente con objetos pequeños en niños menores de 4 años. Es importante informar a los padres sobre el riesgo de juguetes con piezas pequeñas o magnéticas que pueden ser peligrosas si son ingeridas. En la mayoría de los casos, los objetos ingeridos atraviesan el tracto digestivo sin problemas y no requieren intervención, a menos que el niño presente síntomas o el objeto se encuentre en una ubicación peligrosa.